El jet lag social: un desfasaje potenciado en los más jóvenes

Los adolescentes pasan forzando su reloj biológico todas las semanas. Biológicamente, es como si viajaran y volvieran de Europa, comentaron las especialistas Ana Silva y Bettina Tassino.

Durante años, los científicos dedicados al estudio de la cronobiología, descubrieron que todos tenemos un reloj biológico. Este reloj, es un material biológico que se encuentra en nuestro cerebro, en el denominado Núcleo Supraquiasmático. Funciona como un “reloj” maestro que controla las actividades rítmicas a todos los niveles del ser humano. Por ejemplo, la secreción de distintas hormonas a lo largo del día, los procesos digestivos y los tiempos de reposo y actividad.

Todos tenemos información genética muy ancestral incorporada, un reloj interno que no depende de nuestro desarrollo social ni de nuestra vida de ciudad.

Las adaptaciones de este reloj a la vida moderna y el impacto que esto puede producir en la salud humana, es actualmente un tema central de investigación a cargo del doctor Till Roenneberg, de la Universidad Ludwig-Maximilians de Múnich, Alemania.

Este equipo de científicos explica que existe una diversidad natural (cronotipos) para el reloj biológico en las poblaciones humanas. Denominan “alondras” a aquellas personas muy matutinas, que se despiertan temprano en la mañana y se acuestan antes de la medianoche; y “búhos” a aquellos muy nocturnos, que concilian el sueño entrada la madrugada y se despiertan luego cerca del mediodía.

Un cuestionario web, denominado MCTQ (Munich Chronotype Questionnire) informa a todo el que lo complete a qué cronotipo pertenece, y qué tanto forzamos a nuestro reloj biológico en función de nuestros horarios laborales y nuestras horas de descanso.

Las doctoras Ana Silva y Bettina Tassino estudian en Uruguay los temas relacionados cronotipos y ritmo circadiano.

Comentaron que algunos estudios han mostrado que el rendimiento académico de los jóvenes ha mejorados si, en vez de entrar al liceo a las 7.30, entran a las 9.00. Eso está atado al cronotipo que predomina en esa etapa de la vida: los jóvenes son esencialmente “búhos”, dijeron.

Para conciliar la vida de las obligaciones y la de diversión, tironean de su reloj biológico en ambos sentidos todas las semanas. “Es como que viajan y vuelven de viernes a lunes”, comentaron.

Texto: Web Radio Uruguay

Foto y entrevista: G. Villa A. Perrone