Los jóvenes y adolescentes uruguayos sufren diversos trastornos de sueño que podrían incidir en su desempeño académico y laboral

La cronobiología estudia los ritmos biológicos del organismo y su adaptación ante los cambios cíclicos del entorno.

Los conocimientos científicos a nivel mundial sobre esta área son relativamente nuevos; y los expertos en cronobiología buscan actualmente profundizar las influencias de la vida moderna sobre ese “reloj” interno que tenemos todos los seres vivos, y que se encarga de guiar y anticipar los cambios de muchas funciones que ocurren a los largo de los días.

En Sobreciencia recibimos nuevamente a las Dras. Ana Silva y Bettina Tassino; quienes a comienzo del 2015 nos habían introducido en el tema de los ritmos circadianos, los cronotipos, y el primer estudio realizado a un grupo específico de jóvenes uruguayos que viajaron a la Antártida.

Escuchar la entrevista

Primeras investigaciones cronobiológicas en Uruguay.

En aquel entonces la Dra. Ana Silva (Prof. Agregada del laboratorio de Neurociencias de la Facultad de Ciencias-UdelaR y coordinadora de bases neurales de la conducta del IIBCE) y la Dra. Bettina Tassino (Prof.adjunta de la Sección Etología de la Facultad de Ciencias); analizaban los primeros resultados del ciclo de sueño de los jóvenes universitarios que participaron de la “1ª Escuela de Verano de Introducción a la Investigación Antártica”, organizada por la Facultad de Ciencias y el Instituto Antártico Uruguayo y llevada a cabo en la Base Artigas del continente blanco en febrero del 2015.

AS: -“Nosotras arrancamos en forma muy puntual con la realización de la Primera Escuela de Investigación Antártica. El experimento era muy claro: los estudiantes iban a estar sometidos a más horas de luz; porque en Uruguay el verano tiene 14 horas de luz y 10 de oscuridad, y ellos se iban a trasladar a la Antártida, dónde hay 20 horas de luz y cuatro horas de oscuridad. Nuestra pregunta era ¿este cambio les modificaría los hábitos de sueño y la segregación hormonal?”.

BT: -“Hay que explicar primero que este es un juego entre dos hormonas. Está la melatonina que es la de la noche, la que empieza a segregarse cuando no hay luz, y otra es el cortizol, que es la hormona de la alerta, la que se empieza a segregar en la mañana. Y es ahí donde aparece el problema, ese “tironeo” que la vida moderna le hace a nuestro “reloj” biológico. Porque actualmente el periodo de luz al que estamos expuestos es más largo que el período de luz solar, debido a la luz artificial; y ahí se genera un desfazaje con lo que es nuestra adaptación evolutiva. Y a su vez, la luz artificial no es lo único que genera ese desfazaje, también hoy en día vivimos sometidos a cambios de temperatura por el uso de aire acondicionado y ala uso abusivo de tecnologías; que tienen una luminosidad en el espectro de luz visible que genera que nuestro organismo sienta que sigue estando de día. Entonces, todos esos cambios modifican la segregación de hormonas. En el caso de losl impulsos de luz “artificial”; los mismos atrasan el comienzo de la segregación de la hormona del sueño, la melatonina”.

AS: -“ Y es allí a dónde se está a puntado a ver en lo que tiene que ver con la cronobiología y a responderse preguntas como ¿hay cambios en los patrones de la secreción de melatonina cuando por diversos motivos la población humana necesita o toma horarios que no están enfazados con la puesta y salida del sol? En esa primera instancia de investigación los estudiantes hicieron un diario de sueño, respondieron cuestionarios de sus hábitos de sueño; y obtuvimos muestras de saliva antes, durante y después del viaje. Con los primeros resultados; encontramos algo que nos llamó mucho la atención: Pudimos ver una población extrema, con cronotipos muy tardíos, jóvenes muy “búhos” o sea, con ciclos de sueño que comienzan muy tarde en la noche. Y ahora, después de dos escuelas antárticas hemos confirmado que ellos están más expuestos a la luz en condiciones antárticas, hemos confirmado que hay una disminución de la duración del sueño en la Antártida porque están exigidos, no solo por el fotoperíodo, sino también por una agenda curricular muy exigida, y por condiciones de vida en base militar. Y lo que estamos ahora esperando son los resultados de las medidas de melatonina de muestras de saliva que sacamos de todos los estudiantes en dos situaciones; en la situación antártica y en el equinoccio uruguayo, en marzo, para poder ver si logramos encontrar ese cambio. Y a su vez, ver si ese cambio depende del cronotipo de la persona. O sea; ¿quiénes cambian más el pulso de la melatonina; los que son los más tardíos de todos o los que son más tempraneros? ¿Quién tiene el reloj biológico más forzado?”.

BT: -“ Lo que encontrábamos en esa comparación del antes, durante y después de la Antártida, es que los cronotipos de los estudiantes; los que son más tardíos y más tempraneros de alguna manera los hacen comportarse de manera diferente en la Antártida. O sea, nosotros detectamos una disminución en las horas de sueño de todos los estudiantes, pero si hilamos más fino, y separamos entre alondras y búhos; vemos que la disminución de sueño se produce en momentos diferentes del día. Aquellos estudiantes que tienen cronotipos más tempranos, en Uruguay se despiertan igual de temprano de lo que se despertaban en la Antártida. O sea, son personas que normalmente se despiertan temprano, independientemente del fotoperíodo. Pero en la Antártida las alondras se iban a dormir más tarde de la hora en que suelen irse a dormir en Uruguay. Entonces ahí esta el déficit de sueño de esos estudiantes. Entonces la pregunta es: ¿Por qué esos estudiantes no se dormían en la Antártida a la misma hora que en Uruguay? Nuestra hipótesis es que como a la hora que se suelen ir a dormir en Uruguay, en la Antártida aún es de día, entonces eso los fuerza a atrasar su inicio de sueño. Los búhos, por su parte, se acuestan a la misma hora acá y en la Antártida, o sea, muy tarde. Sin embargo, en la Antártida, por la agenda curricular, están forzados a levantarse más temprano, y ahí está su deuda de sueño”.

AS:-“Como consecuencia, y dejando un poco de lado lo estudiado en la Antártida; vayámonos a esa característica que entendemos realmente peculiar de los hábitos de sueño de los jóvenes uruguayos: nuestros jóvenes viven en deuda de sueño. Hay un jet lag social, no logran conciliar el sueño hasta muy tarde de noche, todos duermen menos durante la semana que en los fines de semana, y esa deuda la van arrastrando. Mientras la agenda curricular los hace levantarse temprano, la agenda social los hace acostarse tarde. Es un valor muy alto este desfazaje. Aun siendo esperable que los jóvenes biológicamente en la adolescencia sean más tardíos; no se tiene en cuenta a la biología cuando tienen que ir al liceo a las siete y media de la mañana. Y si la fuerza de la naturaleza no se contempla, de alguna forma aparece”.

Investigación cronobiológica en el liceo Nº10 de Montevideo.

Estos resultados obtenidos en las dos escuelas antárticas generaron una nueva línea de investigación para estas científicas. En esta oportunidad, durante este 2016, trabajaron directamente en un centro educativo público de Montevideo. Los principales objetivos son ampliar la muestra de adolescentes estudiados, identificar variables que puedan incidir en los hábitos de sueño y estudiar la relación de los cronotipos (alondras y búhos) con el desempeño educativo de los participantes.

BT: “Cabe aclarar que este proyecto responde a una tesis de maestría en neurociencias de PEDECIBA de Ignacio Esteban, que además de ser biólogo es docente. Y nos acercamos al liceo 10, de alguna manera por tener esa cercanía física con la Facultad de Ciencias y tuvimos una cálida e interesada recepción con la dirección y con todo el cuerpo docente”, cuenta la científica.

Es importante destacar que esta investigación se realizó con el aval y según las recomendaciones del Comité de Ética en Investigación de la Facultad de Psicología, y con el permiso del Consejo de Educación Secundaria. Además, los datos obtenidos serán rotulados con un código numérico, para resguardar la identidad de los participantes y sus datos serán tratados de manera confidencial, ya que solamente el grupo de investigadores responsables tienen acceso a la base de datos”.

AS: “Los estudiantes mayores de edad tuvieron que firmar un consentimiento y los menores llevarle el permiso a los padres. Es solamente así que nosotros podemos recabar estos datos. Los jóvenes llenaron cuestionarios y tomas de muestras de su peso, talla, y datos mas culturales, además de contar cuáles eran sus hábitos. Luego de eso celebramos porque tuvimos un acceso a más de 250 estudiantes, divididos entre dos turnos, 130 en cada uno.. Es el número de muestra de adolescentes más grande registrado en Uruguay para una investigación”.

BT: “Hoy lo que tenemos son los datos de la caracterización cronobiológica de esos jóvenes de liceo 10 de dos turnos. El de la mañana, que son los que entran a las 7:30 y el de la tarde que comienza a las 11:30 de la mañana. Los estudiantes son de cuarto, quinto y sexto año y tiene entre 15 y 19 años. Estos jóvenes están en su pico de nocturnidad”.

Las científicas explicaron a Sobreciencia que se le denomina cronotipo a las preferencias en la distribución circadiana de actividades, y que hay una medición por la que se le da un número al cronotipo.

AS: “Por ejemplo si el estudiante se acostó a las dos de la mañana y se despertó a las diez, ese alumno tendría un cronotipo de seis, que es la hora que marca el centro de su ciclo de sueño. En las investigaciones realizadas en otros países de Europa, se llegó a que los estudiantes europeos tiene un cronotipo cercano a 4. Pero aquí, en este estudio que venimos realizando en el Liceo 10, muestran que los estudiantes uruguayos tienen un cronotipo entre 5 y7”.

BT: -“Eso que ya nos había llamado la atención en los estudiantes universitarios, se confirma una vez en esta muestra tomada de estudiantes del Liceo 10. Y el valor que nos llama la atención también es las pocas de sueño que duermen estos estudiantes, están durmiendo seis horas por día. Es muy poco para la edad que tienen, ya que un adolescente tiene que domir entre 8 y 10 horas por día”.

AS: “Hay dos focos de atención en el mundo académico y preocupación. Primero que los jóvenes duermen muy poco, y lo otro es el cronotipo valor siete. Cuando hemos hablado de este proyecto en ambitos científicos internacionales, no nos creen. Es imprescindible aclarar que en este proyecto estamos utilizando los cuestionarios validados internacionalmente, incluso en sus traducciones”.

En estos días se están procesando los resultados educativos de esta experiencia de investigación que busca determinar si existe un relacionamiento de los trastorno de sueño de nuestros adolescentes y su rendimiento escolar.

Ampliando la mirada

Pero esta investigación no se quedó solamente con los jóvenes universitarios que fueron a la Antártida y los que estudian en el liceo 10 de Montevideo; porque estas científicas que buscan profundizar en la cronobiología de nuestros jóvenes, fueron invitadas a formar parte del “Estudio Longitudinal del Bienestar en Uruguay (ELBU). Este es un proyecto de investigación del Instituto de Economía cuyo objetivo general es el abordaje sistemático del estudio de la evolución del bienestar desde un enfoque multidimensional, a partir de un relevamiento longitudinal representativo de los niños que concurren al sistema de educación primaria público.

AS: “Este es un estudio multidisciplinario un proyecto coordinado por la Facultad de Medicina y por el Instituto de Economìa de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de la República. Tuvimos la posibilidad de acceder a una de las directoras; la economista Andrea Vigorito, que nos ofreció la oportunidad de incluir un custionario cronobiológico, que fue respondido en la encuesta que se realizó en 2015. Para nosotros esto de alguna manera es “el sueño del pibe”, ya que eran un grupo de jóvenes universitarios y de algunos grupos de un liceo. Formar parte ahora de este proyecto significa que tiene las garantías de un estudio muestral. Son 2500 muchachos que estaban cursando primero de escuela en 2004 y que respondieron los cuestionarios alrededor de los 18 años. Este estudio incluye zonas urbanas y rurales de Montevideo e interior.

BT: “Nosotros recién tuvimos acceso a una submuestra de los casos cronobiológicos que fueron reportados, cerca de 628 jóvenes de Montevideo. Estamos muy ansiosas por acceder al resto de los datos, que son esas encuestas que van a buscar a las personas, es un estudio de un esfuerzo muy grande. Y les podemos contar que en estos 628 jóvenes de 18 años también se confirma que son cronotipos tardíos, con un jet lag social de aproximadamente dos horas, y una duración de sueño por debajo de las siete horas”.-concluye.

Texto: Alexandra Perrone

Entrevista: Gustavo Villa